Tuesday, October 31, 2006

Ruta 66

Manejé 400 km ida y vuelta, con él sentado en su sillita cantando a los gritos o durmiendo o mostrandome cosas del camino o charlando, escuchando una y otra vez la banda de sonido de Cars que canta a los gritos (sobre todo el tema de Sheryl Crow) y las dos versiones de Ruta 66, solo para saber lo que es la felicidad. Saltar en la playa, mojarnos hasta las bolas por correr olas en invierno y escucharlo afirmar que el agua esta calentita mientras tirita, quedarnos dormidos viendo una peli, seguirlo campo traviesa, ver como las meseras se mean por ese niño de casi 4 años que se sienta como un adulto canchero y pide "panquetes", ver su cara y la de su abuela iluminadas cuando se despiden interminablemente.

Pienso en un post en lo de Angus.

Tuesday, October 17, 2006

Ulises

Subió la escalera gritando con voz de Charizard: Papi!. Le salí al encuentro para repetir la escena de siempre:
- Que haces aquí arriba?.
- Trabajo un ratito, querés quedarte aquí?
- Aha.

Nos quedamos juntos hasta que el resto se durmió y nos acostamos un rato en mi cama. El me iba pidiendo cuentos y yo se los contaba de memoria. Los de Ulises primero. El de los dientes, el de los piojos y el de no me quiero bañar. Después algunos donde el protagonista fuera él. Entonces le conté un cuento en donde trataba de explicarle que iba a tener dos casas y que iba a estar a veces con su mamá y a veces conmigo. La ola de angustia me llego a algún lugar del pecho pero seguí nomas con los cuentos. Invente el de Ulises y la luna y algún otro mas, medio desdibujado, mientras se quedaba dormido.

A la mañana me pregunto por que se había despertado en su cama.
- Porque así dormimos mejor.
- Quiero despertarme en tu cama. (Ya no es mas la cama de Mami y Papi)
- Tranquilo, estoy acá nomas. Cerquita.

Cuando lo llevé a desayunar me trajo los libros de Ulises y se los conté en un abrir y cerrar de ojos mientras se reía de la velocidad a la que pasaban los cuentos. Los abrazó y se los llevo al jardín en la mano. No me quiso saludar pero se detuvo en la puerta para sonreirme.

Mierda. Espero que estas cosas se hagan asi.

Sunday, October 01, 2006

Niño fugitivo

Que lindo! Ya lo vi. Es la frase luego de menos de un segundo de contemplación de algún fenómeno que intento mostrarle y que me parece digno de ser visto por un niño de tres años. Muchas de las cosas que le muestro son observadas por un instante tan breve como el que implica descubrir: Si, son dos tortugas de mar nadando apareadas. O: Si, son témpanos de hielo gigantes que flotan a la deriva.
Por otro lado la contemplación de si mismo puede llevarle horas. Y los juegos en los que hay muñecos que actúan mucho mas. Aun a pesar de mi desesperación interminable.
Tratar de mostrarle algo requiere ademas de mucha paciencia y una disposición de animo maleable, ciertas estrategias narrativas. Y cierta manera de describir las escenas como de un modo cinematográfico. Una vez que logro llamar su atención le gusta el juego. Si no logro ésto, todo es visto como en una corrida veloz en la que no hay puntos para detenerse. El corre y así atraviesa lugares sin casi mirarlos y a mis requerimientos responde con la frase: Que lindo! Ya lo vi.
Existe sin embargo una excepción importante. Si lo mismo sucede en una pantalla puede quedarse mas tiempo mirando. E incluso se interesa por lo que ocurre. (lo que se hereda no se roba, dicen)
Por eso es que le muestro lo que no quiso ver en la cámara de video y trato a su vez de enseñarle a mirar las cosas directamente.
En una de las imágenes del zoológico, se lo ve a el corriendo de una lado a otro y alejandose de la cámara hacia el infinito una y otra vez.
El se ve irse a si mismo y me pregunta donde va. Lo miro y le respondo: Es lo que yo me pregunto siempre.