Thursday, January 04, 2007
No quiero visitar a Mami
A veces me pregunto si las cosas que ocurren con una lógica similar deberían contarse de la misma forma. Lo cierto es que no soy de rendirme fácilmente, sobre todo cuando están en juego mis afectos. Y no lo digo solo por mi hijo. Quien conozca algo de mi historia sabe de lo que hablo.
Habíamos estado hablando de ir a la casa de la abuela desde hacia una semana, cuando el hermano y la madre de Qponm se fueron a Uruguay a pasar fin de año. Pero el viernes a la noche una andanada de trabajo nos obligó a posponer el viaje para el sábado. Y el sábado el muchacho se resistió a dormir la siesta y, habiendo dormido solo cuatro horas en la noche del viernes, pospuse el viaje otra vez para el domingo a la mañana. Que no pudo ser muy temprano porque Qponm se despertó a las dos y a las cinco. Ahí fue que lo miré y le explique con el tono de padre que solo me sale a veces, cuando no hay otra opción, que hay un tiempo para dormir y otro para estar despiertos.
Dormimos hasta las diez y nos despertamos listos para emprender el viaje. Mi auto tiene quince años, no tiene aire, una suspensión de los 70's y hay que subir la volumen del stereo a medida que uno aumenta la velocidad por el sonido que hace el motor. Por eso los viajes son mas largos de lo normal. Y porque paramos a merendar y a jugar un rato, paramos si hay vacas cerca y paramos para hacer pis cada vez que tenemos ganas.
O sea que diez y media, aunque fuera 31 de diciembre no era salir con mucho tiempo. Era llegar a las cinco a la playa. Lo que paso esta vez fue que pinchamos un neumático sin salir siquiera de la ciudad Y lo que para Qponm era el inicio de una nueva aventura para mi era el comienzo de la desesperación.
- Gordo, pinchamos.
- Otra vez?
- Aha. - Habíamos pinchado en la 56 hacia poco mas de un mes.
- Quiero verlo.
- Ok.
Lo que hubo para ver eran los empleados de la Shell diciéndome que no había una gomería cerca mientras Qponm me susurraba al oído que les dijera que habíamos pinchado una rueda, un camión color del de los bomberos pero con luces de policía que nos levantó el auto mientras ambos coreabamos WOOOOWW, el largo trayecto de vuelta a casa pasando por todas las gomerías que recordaba y que estaban todas cerradas y la entrada a la casa tres horas después de haber salido, sintiéndonos derrotados.
Podía haber suspendido el viaje y no la hubiéramos pasado mal aquí. Pero pensar en la playa nos hacia otro efecto, así que embestí sobre las paginas amarillas mientras C. buscaba desde su casa en internet alguna gomería abierta y yo me preguntaba quien carajo tendría esas camionetas que te vienen y te arreglan las cubiertas a domicilio. Qponm y yo solos, tenemos movimientos limitados y no íbamos a salir a las 3 de la tarde a recorrer la ciudad en taxi sin saber en donde buscar. C. encontró la respuesta: el Automóvil Club.
Si, conversación con operadora mediante, me hice socio de Automóvil Club por teléfono y vino la dichosa gomería móvil tan solo en 45 minutos. Mi limite para salir eran las 4 de la tarde. exactamente a esa hora yo miraba mi cubierta nuevamente inflada, sana, rebosante de salud diría yo.
A las 5 salimos a la ruta y aunque el auto no andaba bien, nos atacó una nube de mosquitos asesinos y perdí mi celular en la batalla, llegamos a tiempo para cenar, brindar y ver los cientos de fuegos artificiales que explotaban en el cielo a nuestro alrededor.
El resto es la fantástica historia conocida. Correr en la playa, jugar hasta quedar exhaustos, empaparnos corriendo olas (esta vez Qponm probó un barrenador con bastante éxito) y caer dormidos temprano con lo puesto. Aún veo su cara, la gorra NIke igual a la mía, pero distinta, ladeada, los rulos colgando empapados, aferrado al barrenador, muerto de risa gritando:
- Ocla vez! Ocla vez!
No pudimos volver ese día. Suele suceder. No estoy tan loco como para manejar de noche y con granizo solo con Qponm en el auto. Cuando llegamos al día siguiente Qponm no quería volver a la casa, me indicaba caminos alternativos, me sugería parar y caminar para allá, para allá, para allá. Le explique que la madre lo estaba esperando en la casa. No creo que tuviera idea de lo que significaba la frase. Simplemente la dijo como le salió. Yo traté de mantener la calma, lo solté del cinturón de seguridad y nos abrazamos mientras le explicaba que él necesitaba una madre y que eso no significaba que yo no iba a estar siempre, aunque tuviéramos que separarnos a veces un rato. Le hice un chiste y se rió. Buena señal. Al día siguiente me abrazó y me dijo que me quería mucho. Su siempre es otro siempre que el nuestro.
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10 comments:
iba a decir que lo mejor es que no te hayas dado x vencido a pesar del viaje en remolque con la llanta pinchada y de regreso a casa...
pero no, los ojos se me nublaron.
creo q decirle lo de su mamá es lo mejor que pudiste hacer, xq fue lo más dificil, y a la larga son cosas que marcan la vida d un niño.
Cape: Cada tanto nos cagamos a gritos con la madre. Ella y yo. Las cosas parecen estar mejor despues, pero no. Es solo un deseo mio. No es mi madre., es la de él. Como dice el refrán: madre hay una sola.
Es imposible no tener al menos UNA madre.
Pero es posible minimizar los daños que eso produce.
Pep: Para eso se necesita que la madre admita que ALGO de todo lo que pasa es su responsabilidad. Y eso esta muy lejos de ocurrir. En ese sentido, el daño, mas que un mínimo comun multiplo es un maximo comun divisor.
De nuevo CG. Es que yo me llevé matemáticas a marzo los 5 años.
Yo me llevé "Derecho usual y practica forense" y aqui me ve.
las madres somos así, hacemos bien y hacemos mal. yo trato de no repetir con mi hijo lo que mi madre hizo mal conmigo... pero no puedo evitar hacer otras cosas mal (las que no veo) y a veces tampoco puedo evitar hacerle mal al padre. pero eso sí, ambos (el padre y yo) podemos (bastante) reconocer que ALGO es nuestra responsabilidad.
Algo es algo
Lo admiro...profundamente.
Su forma de vivir la paternidad habla a las claras de la clase de persona que ud es.
Y con el tiempo la retibución que va a recibir lo compensará de tantas preocupaciones y horas sin dormir, estoy convencida , todo vale la pena por una sonrisa de nuestros hijos.
Les deseo mucha felicidad a ambos( teniendolo como papá asi va a ser)
Besotes desde Montevideo.
P D es un placer leer su blog, se siente todo su amor ...me he emocionado paseando por aqui.
Saludos al Principe
Jan.
Ups. Gracias Jan. Repito, no es para tanto.
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